Por mucho que se empeñen ellos y por mucho que la llamemos por su nombre anglosajón, la cheesecake no es americana. Se remonta cientos de años antes de Cristo, cuando en los Juegos Olímpicos de la Antigua Grecia era una merienda de campeones. Estaba hecha a base de una mezcla de queso, miel y harina que se dejaba enfriar para que la tomaran los deportistas. Fueron los romanos los que perfeccionaron la receta (añadieron huevos y la hornearon) y la convirtieron en un postre más fino para tomar en ocasiones especiales. Con su Imperio, llevaron la tarta por toda Europa y los colonos, por Norteamérica. Y allí cada establecimiento quiso crear la suya, dándole tanta fama a este pastel que parecen inventores y creadores de las mejores tartas de queso.

Muy lejos de allí, en la ciudad de Santander, el chef Paco Quirós dio hace más de 30 años con la receta perfecta en su restaurante Cañadío. Tanto es así, que fue considerada la segunda mejor tarta de queso de España. Así que cuando vino a Madrid se la trajo en la maleta y hoy la sirve en La Primera, su cuarto restaurante de la capital. Esta tarta no es como las demás, no es ni de las frías con textura de panna cotta mantecosa ni de las calientes que se aproximan a un bizcocho cremoso. La de Quirós tiene una estructura firme, espumosa por fuera y con sorpresa por dentro. Y es que cuando cuando cortan tu porción, de la parte central asoma tímidamente una crema que se funde en boca. De base, una fina capa de galleta y por encima ningún aderezo, no le hace ninguna falta, es más, estropearían el sabor tan especial de la tarta, que denota la ausencia del queso crema en pro de uno con más sustancia.

El resultado es un bocado con cuerpo pero en absoluto pesado gracias a esa espuma, suave con la crema y de sabor intenso que ha conquistado a todo el que sigue la pista a Quirós. Para que veas que no exageramos, en La Primera vas a encontrar gente que acude únicamente para tomar la tarta en una merienda en el mirador con vistas a la Gran Vía. Y es que cuando la pruebas te planteas empezar la próxima comida por el postre.

Precio: 7€.