Iván Barranco, fundador de Doña Tomasa, decidió embarcarse en este proyecto tras varios años dedicado al mundo de la hotelería y la hostelería. Fue después de contraer matrimonio con su actual mujer, natal de Santander, cuando decidió trasladarse a la capital cántabra para conocer de primera mano uno de sus manjares gastronómicos: la anchoa. Y desde aquí nace Doña Tomasa; desde la investigación del arte del sobado de la anchoa y del conocimiento de esta materia prima de primera calidad. Iván decidió entonces emprender su negocio iniciando la distribución de anchoa del Cantábrico en Madrid.
La acogida fue tremendamente positiva y el comercio creció de forma paulatina a un ritmo de vértigo, añadiendo poco a poco más conservas al catálogo -inicialmente siempre del Cantábrico-. Conservas que son siempre de temporada, con capturas realizadas en primavera y siguiendo unos procesos naturales totalmente respetuosos con el medio ambiente. Tal fue el éxito que en Doña Tomasa decidieron dar un paso más, y fue entonces cuando Iván se embarcó en un viaje por toda España para seleccionar de lo bueno, lo mejor.
Así, en Doña Tomasa han conseguido que algunos de los mejores artesanos de nuestro país trabajen para ellos, distribuyendo sus productos sin intermediario alguno, lo que hace que el precio final sea realmente competitivo dadas las características de los productos de los que estamos hablando. La lista de productos se incrementó, y de las conservas del Cantábrico pasaron a comercializar conservas vegetales -los Pimientos rojos asados en leña al moscatel son una de las joyas de la corona- y ofertas dulces, como los auténticos Sobados pasiegos. Y es que a pesar de que la oferta es amplia, la tónica de todos los productos es la misma: artículos artesanos con recetas de toda la vida e ingredientes de primera calidad, sin conservantes ni colorantes.
UNA TIENDA CON CONCEPTO 360
Además de la distribución a restaurantes y de la tienda online, Doña Tomasa centra su negocio en sus dos tiendas físicas: la primera se abrió en Santander en 2017, y la segunda abrió en Madrid (Gral. Pardiñas, 71 <m> Diego de León / Núñez de Balboa) durante el verano de 2018. Estos establecimientos se configuran como experiencias de compra 360 en las que hasta el más mínimo detalle está cuidado: desde la decoración hasta el hilo musical, pasando por el emplazamiento y exposición de los productos.
Una de las peculiaridades más importantes de las tiendas físicas de Doña Tomasa es la trastienda, un lugar abierto a los clientes donde se llevan a cabo actividades de lo más variadas. Y es que, en el empeño de Iván y compañía por que te sientas como en casa, te abren las puertas para jornadas de lo más variadas: talleres sobre el sobado de la anchoa de Santoña, degustación de producto o incluso sesiones de team building centradas en el mundo de la conversa del Cantábrico. Simplemente tienes que hablar con ellos y te asesorarán de la mejor forma posible. Por supuesto, Doña Tomasa también ofrece lotes y grandes opciones de regalo para las Navidades venideras: una opción segura para los más foodies y sibaritas, amantes de la gastronomía gourmet.