La brasa ya huele nada más cruzar las puertas del local, cuando Roostiq nos recibe con un ambiente cálido y elegante. Sin perder la esencia de las raíces de su oferta gastronómica ‘rústica’, este restaurante de Chueca se presenta como un amplio espacio sofisticado y acogedor donde degustar producto de temporada de primera calidad. Es precisamente esta misma sensación la que nos van a dar sus platos: poseen esencia ‘de toda la vida’ con una pequeña vuelta de tuerca, sin dejar de lado la tradición.
La propuesta de Roostiq se compone en su mayor parte de ingredientes traídos directamente desde su finca en Ávila, donde cultivan vegetales y donde crían sus propios cerdos y pollos en libertad. Carnes y sus verduras -ya sea a la brasa o sobre la masa de una pizza- de primera división. De ahí que, antes siquiera de empezar a degustar los entrantes, nos animen a disfrutar de una pequeña selección de embutidos y de unas rebanadas de pan de hogaza recién sacado del horno, acompañado de un pequeño cuenco de aceite de oliva de Jaén con unas hojitas de romero. Puro sabor a tierra, en el más amplio significado de la palabra.
CARNES, VEGETALES Y PIZZAS: LOS GRANDES PROTAGONISTAS
Para empezar el banquete, es obligado pedir uno de los Torreznos Roostiq, posiblemente, su plato mas aplaudidos. Aquí el tocino ahumado se cocina al horno y se presenta en una elegante tabla de madera con un corte muy fino a modo de carpaccio, con una textura nada grasa que se deshace en la boca y que invita a no parar de comer, y es que tiene la corteza crujiente y el punto de cocción perfecto.
El festín continúa con oferta cárnica, compuesta por buey de Ávila, carne de vaca de Guikar y sus pollos. En este último grupo es precisamente donde encontramos otro gran reclamo: el Pollo Roostiq. Este plato, perfecto para comer de forma individual o compartir, se compone de pollo a la brasa acompañado de salsa de tomate casera con aceitunas negras y alcaparras.
La oferta vegetal, a base de verduras de la finca, tampoco se queda atrás. Destacan aquí las Alcachofas en flor confitadas y cocinadas a 485 grados como otro de los platos de referencia de Roostiq. Pero si lo que quieres es compartir, no hay mejor opción que sus pizzas cocinadas al horno de piedra de la forma más tradicional. Las opciones son muchas, pero nosotros nos quedamos con la Margarita; que no te engañe su aparente simpleza, porque en ella podrás degustar perfectamente el sabor de la fina masa con tomate natural, Fior di Latte, albahaca y queso parmesano rayado en mesa.
En la parte líquida encontramos una amplia carta de vinos compuesta por unas 60 referencias, con las Denominaciones de Origen de Ribera del Duero y Rioja como las más demandadas. Por si esto fuera poco, para terminar la noche -o para comenzar la cena a modo de bienvenida- Roostiq propone una carta de coctelería de autor propia, en la que sobresale el Fresh Roostiq. Elaborado con vodka, licor de naranja, zumo de lima natural, fruta de la pasión, mango, zumo de piña y sirope de chocolate, es una de sus propuestas más refrescantes y originales.
Roostiq se configura como un local enérgico, enraizado en la tierra y en los sabores potentes de siempre, que con un comedor amplio (pero acogedor) nos invitará a una velada gourmet a un precio de escándalo.
Dirección: Augusto Figueroa 47, <m> Chueca // Teléfono:
918 53 24 34 // Horario: De 13 a 1h. Domingos hasta las 19:30h. Viernes y sábados hasta las 2:30h. // Precio: 25 – 30€