En la historia de Cristina Oria, sí se puede decir que empezó desde cero en muchos sentidos y sin caer en tópicos. Ella iba para consultora estratégica, pero una enfermedad se cruzó en su camino y le obligó a cambiar de rumbo. Una estancia en París y un título en Le Cordon Bleu después, apuntaron los primeros pasos de lo que hoy es uno de los mejores caterings de la capital, el que lleva su nombre.
Cuando montó Cristina Oria, ella era la que compraba, hacía facturas, cocinaba, transportaba y entregaba los pedidos sin perder la sonrisa, un aval seguro que junto a una cocina de primera hizo que corriera la voz y que el teléfono no dejara de sonar. Después llegó el equipo, la tienda gourmet y, por fin, el restaurante (Conde de Aranda, 6 <M> Retiro) donde sirve su producto y se respira París en cada rincón.
Hablamos con ella de su experiencia en Le Cordon Bleu, de su ajetreada vida, de su amor por la alta cocina y de esos pecados que hasta los más gourmet se dan el gustazo de probar.
¿Recuerdas la primera vez que te acercaste a unos fogones?
Me acuerdo que de pequeña hacía mucho un bizcocho de naranja que vi en un cuento de Leo Leo.
Dicen que todo español quiere montar un bar, pero tú montaste un catering, ¿por qué?
Yo empecé con algo que era más sencillo que un catering, simplemente con la idea de llevar buena comida preparada a casa con unas instrucciones de cómo calentarlo pero sin camareros, menaje, cocineros ni nada que ver con el lío en el que me he mentido ahora. Y al final he acabado con un restaurante también.
Arrancaste tú sola, te encargabas de todo, ¿qué te han aportado esos inicios?
¡Muchísimo! Yo hacia todo, pero así es como te das cuenta de qué es lo que realmente se necesita y en qué se puede mejorar. Y no te creas, que aunque ya contemos con más de 40 personas, a veces me sigue tocando repartir.
Estudiaste en la prestigiosa escuela Le Cordon Bleu, suena a templo culinario infranqueable. ¿Cómo es estudiar allí?
Me encantó, había gente de todo el mundo y los profesores eran muy buenos. Una cosa que no me esperaba es que no tienes por qué saber cocinar para entrar, en el curso básico te enseñan desde cero.
¿Qué fue lo más valioso que aprendiste allí?
En cuanto a gastronomía, las bases de la cocina francesa. Fue un año para mí muy especial, no solo en lo profesional sino también en lo personal, posiblemente el mejor año de mi vida.
¿Y te quedas con la cocina española o con la francesa?
Cojo lo mejor de cada una y lo combino, en la variedad está el éxito. Por ejemplo, la italiana también me gusta mucho, una buena pasta carbonara me encanta. De la francesa me quedo con el foie. Y de la nuestra con la empanada, la ensaladilla rusa (ya ves que no soy de gustos caros), el embutido, el aceite…
Hablando del foie, ¿hay una historia detrás de esta creación de premio?
Sí. Llevaba un montón de kilos vendidos, y cuando fui a pasar la receta a limpio me di cuenta de que me había equivocado en la traducción. Así que sin realmente quererlo, tengo mi foie único.
¿Cuál dirías que es el plato que mejor te sale?
El solomillo mi-venaison, es una receta francesa y lo mejor es la salsa. Otro que a mi me gusta como me queda es la pularda rellena con trufa en Navidad.
¿Y el que se te resiste?
El que se me resiste… Hay varios, no te creas. Quiero mejorar en cocina japonesa, sobre todo en el corte de los pescados.
Háblame de un plato que guardes en tu memoria, un plato de infancia que hoy sigas haciendo porque te encante.
Es curioso, pero de pequeña me encantaban las espinacas con bechamel que todo niño odia.
He leído que cuando eras pequeña en tu casa se cuidaba tanto la cocina que el ketchup estaba vetado. Pero, ¿hay alguna algún pecado prohibido que te guste comer?
Mis padres son vascos y por tanto de buen comer. No es que estuviese prohibido, pero no teníamos, nos educaron en comer de todo y disfrutar de la comida. Un pecado confesable son las chuches, sé que son malísimas pero me encantan, qué le vamos a hacer…
En casa del herrero, cuchillo de palo. En la tuya, ¿cocinas o cocinan?
A veces pedimos sushi a domicilio. Para que te hagas una idea, cuando no tengo menaje suficiente para algo, siempre digo, ‘teniendo una tienda de menaje, cómo tengo mi casa tan desatendida’.
¿Qué te gustar hacer mientras cocinas?
La verdad es que me concentro bastante, no soy de hacer nada más, sobre todo porque suelo hacer varios platos a la vez y soy muy perfeccionista. Pero en casa con más gente me gusta hablar, soy bastante parlanchina.
Y por último, ¿qué plato Cristina Oria nos recomiendas para quedar siempre bien (además del foie)?
La tarta de limón o la de dulce de leche con plátano o nuestro bizcocho de limón.