‘Bienvenidos, amigos, ¿han pedido un café?’. Así te reciben Carlos PérezFilo Grudeski en Oceanika, y la cara de sorpresa de la mesa que acaba de pedir la comanda es todo un poema. ‘No, no, en absoluto, hemos pedido el primer plato’. Pero es que aquí puede que comiences tu comida por el postre, puede que entre platos aparezcan unos churros con chocolate y que acabes con una ración de sushi. Y nada es lo que parece, porque en el número 26 de la calle Antonio Pérez se practica la magia en la cocina y el ilusionismo en boca con sabores fundamentalmente iberoamericanos.

‘Transmutación’ lo llaman ellos, y no es otra cosa que la locura de poner la carta patas arriba, todo aderezado con el show de Carlos y Filo, que te sientan y te anuncian que allí todo se hace ‘mal y al revés’. Aún así, cuando llega la Cafetera desestructurada uno se sorprende, pues de una cafetera italiana sale un caldo de pescado y marisco para beber directamente del plato; en el interior de la misma, mejillones y langostinos para pescar con los palillos y, si la abres por la parte del filtro, más sorpresas. Porque ese caldo se infusiona ahí mismo y los ingredientes van cargados de sabor. Los churros con chocolate son un entrante divertido para seguir con la tónica de la cafetera, hechos a base de harina de maíz y rellenos de queso para mojar en una crema de judías negras calentita. Seguimos comiendo con los dedos –porque aquí uno viene a divertirse sin remilgos– con unos temaki a la mexicana, unos tacos de cazón con un adobo especiado y bien sabroso envueltos en una hoja de lechuga junto a unas hojas de menta, un puntazo fresco que agradece el paladar. Quizá aún no es el momento del cóctel, pero el Bloody Mary aparece entre las especialidades, un combinado con sabor a tomate natural, a pimiento y a especias. Y cuando Carlos vuelca la coctelera completa en una copa de Martini, resulta ser un salpicón de langostinos cuyo aliño es el cóctel que acabas de probar. La causa Oceanika relaja el aluvión de sorpresas con un timbal de patata relleno de pulpo en tempura, que nos recuerda al mítico plato gallego. Los cucuruchos de cochinita y los ceviches son otros de los grandes triunfadores para quienes quieran hacer un parón en los trampantojos y encontrar algo conocido.

Con los postres tienes la opción familiar de las crêpes y el tiramisú; algo distinto en la banana en tempura y de nuevo un trampantojo con los falsos niguiri, a base de arroz con leche con una lámina de membrillo, que se sirven con sal y una compota de jalapeños picante; el ritual es sencillo, solo tienes que coger un poco de sal, mojar el niguiri en la compota y a comer. Dulce, salado y picante funcionando a la perfección en un solo bocado.

Las ideas preconcebidas que nos dicen que un lugar donde se sirve cocina de altura es caro y ostentoso, quedan disipadas en Oceanika. El restaurante es sencillo y el trato cálido, pero en sus fogones se cocina magia en el más amplio sentido de la palabra (y en el menos manido). Una casa de espejos que invita a perderte en un viaje ilusorio a través del océano Pacífico.

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Precio medio carta 15-20€. Menú del día 11,90€
[tabby title=»Horario»]
Lunes de 13 a 16h, de martes a viernes de 13 a 16h y de 21 a 00h, sábado de 14 a 16:30h y de 21 a 00:30h
[tabby title=»Teléfono»]
91 562 66 60 / 638 760 018
[tabby title=»Dirección»]
Antonio Pérez, 26
[tabby title=»Metro»]
Cruz del Rayo
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Web / Facebook
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