El emblemático Café de Oriente (Plaza de Oriente, 2 <M> Ópera), con su aire romántico y esos toques neobarrocos –a pesar de haber sido construido a finales del siglo XX–, se sitúa en un entorno privilegiado y cuenta con una larga historia a sus espaldas. De cara a la primavera, este prestigioso café abre sus puertas a nuevas aventuras, con el deseo de ofrecer nuevas experiencias gastronómicas y de coctelería.
Por sus salas de ambiente parisino y de grandes lámparas de araña, han paseado poetas, intelectuales y políticos, iconos de la vida cultural madrileña que elegían el Café de Oriente como refugio creativo para desayunar, comer, merendar o cenar. En su nueva apertura, han conseguido adaptar el café a la demanda del público actual, pero conservando la esencia y el estilo que siempre les has caracterizado. Con nuevos aires cosmopolitas, el Café de Oriente se suma a la cultura afterwork, ofreciendo su terraza como retiro tras una jornada de intenso trabajo con vistas al Palacio Real.
La gastronomía seguirá siendo uno de sus pilares. El chef Roberto Hierro y su permanente búsqueda por innovar en la gastronomía, le ha llevado a crear una cocina de mercado que se compone de un 40% de tradición y un 60% de fusión entre la cocina mediterránea y las cocinas del mundo. Platos representativos de esta cocina renovada son el cappuccino –un doble caldo de buey concentrado con una espuma de alioli que se ofrece a los comensales en el aperitivo–, platos principales como los salmonetes en costra de carbón con falso cous-cous de verduras y salsa de coco-jengibre, o el favorito de sus clientes, el manjar de ternera a la plancha con sardina ahumada, tupinambo, chocolate amargo y ajo fermentado.
El grupo Don Luis Lezama tampoco ha querido olvidar los intrigantes pasadizos del Café de Oriente, de ahí que estos versátiles espacios sean mágicos a la hora de disfrutar de una coctelería bien ejecutada. Un nuevo concepto de restauración, sin perder su sello de identidad.