Son días moviditos en lo que a aperturas gastronómicas se refiere, y una de las últimas es La Vaquería Montañesa (Blanco de Navarra, 8 <M> Alonso Martínez), levantada en el espacio que anteriormente ocupaba La Vaquería Suiza. Detrás se encuentra uno de los nombres más talentosos de los últimos años, el santanderino Carlos Zamora, responsable junto a su hermana Lucía de conceptos de éxito como Celso y Manolo, o del resurgir de la Taberna La Carmencita de 1854.
Con un horario ininterrumpido, este nuevo local continúa fiel a la pasión por la cocina de producto de sus fundadores, con recetas de mercado en las que, en esta ocasión, se deja notar un marcado acento internacional: pulpo a la plancha con curry, antipasti italiano, croquetas de bogavante, rabas de Santander y marisquete madrileño (navajitas, almejitas, mejillones y cigalas). La pasión por la cocina de mercado la llevan al extremo con la recuperación que hacen del concepto de ultramarinos: por las mañanas, quien quiera puede adquirir los mismos productos con los que ellos elaboran sus platos para llevar a casa.
En cuestiones de interiorismo, de nuevo vuelve a estar a cargo de la matriarca de la familia, con una decoración en la que prima una elegancia sobria con guiños a la estética nórdica de los años 40 y 50; una interesante colección de fotografías tomadas por ella misma y por otro de sus hijos, Pablo Zamora; y mucha historia, porque la mayoría de objetos que visten esta Vaquería han sido recuperados: desde una cubertería que perteneció a una antigua fábrica de armas norteamericana y hasta una vajilla de procedencia francesa.