En ese afán tan humano de identificar la parte por el todo, hay un buen número de restaurantes conocidos por uno de los platos de su carta. Esto mismo ocurre con la Costilla asada a baja temperatura lacada con rocoto de Nitty Gritty. Uno de sus propietarios, Iván Riaño, ya nos advirtió que se trataba del plato estrella de la carta y, al hincarle el diente, comprendimos todo. Así, en un local bonito, de cuidada decoración, acogedor y con aires de un verano infinito, una propuesta gastro como esta es, sencillamente, la guinda del pastel.
En el apartado de principales de Nitty Gritty llama la atención este plato que hará las delicias de los carnívoros pero también terminará por conquistar a los menos fanáticos de las carnes rojas. Se trata de una costilla de vacuno que se cocina a baja temperatura durante 18 horas y que termina lacada con pimiento rocoto, un tipo de hortaliza muy frecuente en la cocina boliviana y peruana y que es bastante picante. Sin embargo, en el caso de la receta de Nitty Gritty, está utilizado de forma equilibrada, por lo que en boca se nota un ligero regusto que no resulta para nada agresivo. Además del sabor de la carne, cuya calidad es evidente, la textura -con la untuosidad que le aporta la grasa de forma natural- es uno de los puntos fuertes de este platazo. Literalmente la carne se deshace en la boca.
De la costilla de Nitty Gritty llama también la atención la forma en la que llega a la mesa. Con el hueso y emplatada directamente sobre una tabla de madera, señal de la autenticidad y la honestidad que caracteriza la carta. Además de la carne – cuya apariencia y tamaño nos señala que puede ser una buena opción para compartir – este plato se acompaña de unas patatas gajo con salsa alioli casera y un toque de trufa. Y para rematar la comanda e ir al ‘quid de la cuestión’, traducción del nombre anglosajón del restaurante, nada como acompañar la costilla con un vino tinto que recomiende la casa. Acierto seguro.